lunes, 21 de julio de 2008

Los Nuevos Inmigrantes

León es tierra de inmigración hace mucho tiempo. La oferta de empleo de la minería atrajo foráneos a nuestra tierra desde los años setenta. Colonias de trasmontanos, caboverdianos y paquistaníes han arraigado en las cuencas mineras, donde crecieron sus hijos, que, ahora, son ya leoneses. Esta sangre nueva, tras los primeros problemas de integración, redundó en progreso, amplitud de miras y apertura para algunas de nuestras comarcas más inaccesibles. El gradual aumento de renta de nuestro país en los últimos veinte años comenzó a atraer una nueva inmigración; la de los desfavorecidos, que están dispuestos a trabajar en cualquiera de los puestos que los españoles no quieren. Se trata de labores ofertadas por sectores que, si queremos que continúen siendo competitivos, necesitan de trabajadores con remuneraciones bajas. Marroquíes, búlgaros, ecuatorianos, etc, son habituales desde hace algún tiempo en las explotaciones ganaderas y agrícolas de regadío leonesas, ayudando a ordeñar, a regar, a manejar tractores y aperos, etc. En este caso, pocos se han asentado, ya que se trata, mayoritariamente, de personas solas, que desean regresar con una familia a la que, por desgracia, no pueden permitirse trasladar hasta aquí.
Actualmente la seguridad y la calidad de vida en las ciudades intermedias españolas –aquéllas que cuentan con una población entre cincuenta mil y trescientos mil habitantes- resultan de un atractivo singular. Eso ha coincidido con una situación de creciente inseguridad económica y personal, poco menos que insoportable, en América Latina. La degradación de la economía argentina, la espiral decadente en que permanece Venezuela y la guerra encubierta en Colombia han empezado a producir un éxodo nuevo hacia España. Sin embargo, esta nueva inmigración, urbana, no es ya la de los desheredados. Se trata de un gran contingente de titulados universitarios, profesionales y empresarios que vienen a nuestras ciudades, León, Zamora y Ponferrada entre otras, donde se habla el mismo idioma y las condiciones de bienestar para sus hijos son excelentes. Ese proceso gravísimo de descapitalización intelectual en el cono sur tiene el reverso de un enriquecimiento de nuestras ciudades que, de pronto, se hacen más cosmopolitas y abiertas, más ricas y competitivas respecto al entorno europeo. La llegada de estas personas y sus ideas a León viene a cubrir un déficit cultural histórico, una falta de visión global arrastrada durante siglos. Nos ha de ayudar, con su plena integración, a armar una sociedad, que aspira a todo en el marco de la Europa de las regiones. Tenemos una inesperada oportunidad en este fenómeno. ¿Seremos capaces de aprovechar esta ventaja integrándolos rápidamente?

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