martes, 1 de julio de 2008

Escuela sin Pilotos

Se ha escrito mucho estos días sobre una noticia oficiosa que venía a confirmar la implantación de la escuela de pilotos del “Typhoon”, nuevo caza de EADS, en León. Al socaire de la primera declaración nadie ha querido confirmar tal evento, lo que convierte en dudosa la noticia. De hecho, ni siquiera se sabe si el órgano director de EADS se ha reunido para tal cosa. Tampoco existe un anuncio oficial sobre la ubicación de la escuela. No es cierto, además, que Pedro Ferreras, apoyo fundamental, forme parte del consejo de administración de EADS, como se ha dicho, aunque sí se integra en el consejo asesor, un órgano de cuatro miembros, con derecho de veto sobre ciertas decisiones. Así, esta declaración, casualmente coincidente con la huelga general, no parece aportar información fiable sobre el futuro de la escuela de pilotos.
Otra fuente son los leoneses que trabajan en la empresa en niveles técnicos y de dirección. Entre ellos se sigue con especial interés este anuncio por el positivo impacto que puede causar en nuestra tierra. En esos círculos es conocido que la opinión del Ejército es contraria: desea una escuela sólo para los pilotos españoles, y la fija en Morón de la Frontera. De hecho, ya han sido pedidos dos simuladores de vuelo para esta base. Esto podría extender el pesimismo, pero la propia EADS explica que serán construidos, en una primera etapa, treinta y dos simuladores, cuyo destino está en catorce bases. Si tenemos en cuenta que los países constructores son cuatro, y que no hay catorce estados compradores del “Typhoon” hasta ahora, podría existir más de una sede con simuladores en España, lo que dejaría una puerta abierta a la opción leonesa. Por otra parte, los técnicos se muestran en contra de la concreción de una escuela en La Virgen. La altura y la escasa longitud de pista son importantes factores limitantes en su opinión. Sin embargo, parece existir la consigna política de que, tras el compromiso de Aznar, en León debe centrarse algo relativo al avión. En esta línea especulan con la posibilidad de que se establezca una escuela de técnicos de mantenimiento del caza. Esta solución sería espléndida. Es posible que la inversión, con ser muy cuantiosa, no equivaliese a la de una escuela de pilotos, no obstante, presenta ventajas notables. Evitaría los altos niveles de contaminación atmosférica y acústica, inevitables en la primera opción; limitaría la rotación del alumnado, puesto que los cursos serían más largos; aumentaría el flujo de visitantes, ya que los equipos de apoyo de estas unidades son extensos; y fijaría un centro de excelencia educativa en técnicas aeronáuticas con grandes sinergias para la universidad. ¿Sería prudente impulsar una segunda alternativa, como ésta, que no resulte desfavorable?

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