martes, 18 de diciembre de 2007

Laciana Estación Término

Son muchas las ocasiones en que quienes escribimos en los medios nos ocupamos de temas menores dejando de lado cuestiones menos llamativas o coloristas, pero de profundo calado. Un comunicado del responsable de planificación de la Minero Siderúrgica de Ponferrada ha venido recordar que una comarca leonesa se encuentra ante la difícil coyuntura de decidir su futuro inmediato en los próximos meses.

Laciana es una comarca encajonada entre montes, comunicada a través de puertos de montaña y por una carretera amplia, aunque sombría, encajada en un desfiladero. Eso sitúa la zona fuera de las grandes rutas de comunicación. Dicha circunstancia se erige en la más relevante para trazar el futuro del Valle. La cabecera del Sil es un fondo de saco al que no es necesario ir para nada, salvo, opcionalmente, el ocio; y por supuesto prescindible para desarrollar una actividad industrial, salvo aquella que aproveche sus recursos.

Para que Laciana cambie este determinante geográfico existe una posibilidad, que ya se propuso infructuosamente hace algunos años. Si se perforase la cordillera para unir Villablino con Cangas de Narcea se darían dos circunstancias muy favorables. La primera es que permitiría contar con una población muy superior para desarrollar cualquier tipo de negocio, puesto que Cangas es más grande que Villablino. La segunda es que Villablino y Cangas son capaces de reunir una población suficiente para que se justifique la fijación de ciertos servicios públicos. Por si esto era poco, el túnel de Cangas rompería el fondo de saco geográfico permitiendo una salida hacia y desde los puertos asturianos de los tránsitos por la Autovía del Noroeste.

Nada de esto se ha tenido en cuenta. Los fondos MINER se han aplicado a obras que eran necesarias, pero carentes de valor estratégico para despejar el futuro. Ahora el tiempo se agota, los fondos también y los lugareños han de decidir si se preserva su medio ambiente comarcal o no, lo que supondrá el desplome socioeconómico o bien inminente o bien pasados unos años.

La elección es difícil. Si se opta por preservar el entorno asistiremos a un derrumbamiento más agudo aún que el de Cistierna. Si la elección es explotar cuanto recurso quede mediante cielos abiertos, el desastre se producirá unos años más tarde, pero con una comarca aún más devastada por las escombreras y los terraplenes de áridos.

Es evidente que el futuro a medio y largo plazo no pasa por el carbón. La destrucción del paisaje lacianiego agotará la principal herramienta de desarrollo endógeno. Sólo si el cielo abierto supone ganar tiempo para construir el túnel de Leitariegos antes del cierre cobrará sentido. Si no el panorama tras la liquidación de la minería puede ser sobrecogedor. Por eso se trata de una decisión crítica.

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