sábado, 8 de diciembre de 2007

Villalar Va de Compras

Por repasar la cuestión, expondremos que la Junta se viene encontrando con una crítica sistemática a sus políticas de eliminación de lo leonés y de imposición de lo castellano como referente colectivo. Para combatir esa hostilidad, radicada mayoritariamente en León, creó una oficina de propaganda. El artilugio institucional fue denominado “Fundación Villalar” y se le dotó de abundantes fondos públicos.

Los inicios de la citada agencia han resultado bastante accidentados. Para empezar, se había intentado recabar el apoyo de ayuntamientos, diputaciones y universidades para su adhesión. En León no se logró.

Hay que recordar cómo dicha oficina publicó en internet una página en la que se combinaban las tergiversaciones históricas con el vacío de referencias a lo leonés. En respuesta a la ciberpágina una asociación sin ánimo de lucro, la “Plataforma Pro Identidad Leonesa”, puso una denuncia en los juzgados. En ella se hacía constar el menoscabo de León en la exposición histórica que han realizado los responsables y se solicitaba el derecho de rectificación. La demanda fue admitida a trámite, sin embargo, la sentencia estimó que no se puede pedir rectificación a algo que no es un medio de comunicación. Podría parecer que los de Valladolid habían ganado, pero no fue así porque se vieron empujados a “descolgar” de internet los contenidos de la historia-ficción.

La situación de estancamiento en que Villalar había caído en León se ha roto cuando han hecho público, el 28 de Junio, que una conocida historiadora local se incorporaba a la institución. No obstante, parece ser que el anuncio se difundió sin que la afectada hubiese aceptado todavía, lo que demuestra cierta impaciencia por salir del bloqueo.

Se comenta que la han ofrecido medios económicos, becas y publicaciones para captarla. Su confirmación a la prensa -el 11 de Julio, tras numerosas consultas- resulta esclarecedora, ya que ha advertido que será garante de que lo leonés tenga un tratamiento equilibrado y veraz, cosa que no cree que haya sucedido hasta ahora. La forma en que se produjo la comunicación no augura paz con el pancastellanismo recalcitrante de ese gabinete. Sin embargo habrá que ser cautos: torres más altas han caído.

Con perspectiva, la historiadora y la Fundación tienen ante sí una situación complicada. Para la profesora se trata de una tentación con muchos peligros. El sentido común y la integridad habrán de blindar su independencia del poder gravitatorio del dinero, las relaciones y los homenajes. De lo contrario dilapidará su credibilidad y prestigio personal. Para la Junta no es menos comprometido el paso, puesto que, si la profesora abandona la Fundación argumentando que recibe presiones, ésta quedará herida de muerte y su comité asesor definitivamente desacreditado.

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