martes, 4 de diciembre de 2007

Valladolid: Nuevo Escenario

La historia de Valladolid en los últimos años configura uno de sus episodios más existosos desde el breve traslado de la corte de Felipe III a esa capital. El crecimiento de la población, el aumento del empleo y la relevancia alcanzada en la Autonomía habían trazado un periodo de optimismo y expansión. Sin embargo, la coyuntura se está transformando y el panorama empieza a ser menos alentador. Algunos de los factores que han empujado esa economía provincial los últimos dos decenios van a debilitarse.

En primer lugar hay que citar el desacierto comercial del modelo de automóvil que se produce en exclusiva en Valladolid. Las escasas ventas han obligado a un notable descenso de la producción, lo que se está transmitiendo a la red de proveedores de la fábrica. Las consecuencias se traducen en reducciones de personal, tanto en la empresa matriz como en sus satélites. Esto supone un impacto negativo sobre el empleo -que se dejará notar durante los meses venideros-, dado que el efecto multiplicador del sector del automóvil sobre la actividad laboral es el más alto de la gran industria.

Además, la negativa de la marca a producir en Valladolid la próxima versión de otro modelo, que se lanzará en octubre, hace pensar a algunos empleados que, en realidad, los directivos intentan acometer una deslocalización encubierta. La cuestión tiene una trascendencia superior, si cabe, porque sucede en la compañía más subvencionada por la Autonomía. Sólo para instalar su fábrica de motores recibió la mayor ayuda jamás concedida por la Junta. A ella hay que sumar, además, muchas otras.

La crisis de la remolacha también afectará a Valladolid, que ha sido la primera productora del país durante muchos años, lo que contribuirá a desertizar aún más grandes áreas de su provincia. La desaparición de los fondos de cohesión europeos, que recibieron mayoritariamente Burgos y Valladolid –a pesar de que hubiesen correspondido a otras provincias-, también será un factor negativo para el futuro. Lo mismo sucede con la desaparición del Plan del Carbón, que sirvió para derivar inversiones con fondos propios de la Junta desde las zonas mineras hacia esa provincia.

Un elemento nuevo es la constatación de que las empresas empiezan a fijarse en León, con independencia de lo que la Junta argumente. Así lo hicieron patente, a pesar de la presencia oportunista de un consejero, los directivos de VESTAS, empresa que se instalará en Villadangos. Entre tanto, la Autovía del Duero queda sin fecha en el PEIT. La imposibilidad de trasladar todavía más empresas de otras provincias de la Autonomía, o de crear más aparato administrativo –frenado ante el inquietante ascenso del gasto sanitario- perfila un futuro incierto para que prosiga la subvencionada expansión de Valladolid.

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