jueves, 13 de diciembre de 2007

León y el Capital Social

León despliega una tendencia creciente a la recuperación de todo aquello que le es propio. Actos como los impulsados por Promonumenta para la divulgación de los orígenes romanos de la capital, las justas en Hospital de Órbigo so pretexto de la hazaña de Don Suero de Quiñones, la recuperación de los mayos, en el Jamuz, la feria del vino de mencía, en Cacabelos, la de la cecina de chivo, en Vegacervera, la del gallo de pluma para la pesca, la Xuntanza de bandas de gaitas, en León, la exposición del vino de prieto picudo, en Valencia, la del pimiento, en Fresno, la fiesta del minero, en Rodiezmo, la exaltación del botillo, la del caballo, en Camponaraya, la procesión de Genarín, el festival celta de Balboa o las rivalidades entre astures y romanos de Astorga son buenos ejemplos.

Estas celebraciones y muchas otras que no caben aquí por razones de espacio muestran aquello que nos singulariza ante el resto del mundo. Son aquéllas que nos revisten de interés ante el visitante y que hacen León atractivo a los foráneos. Por esta razón entre otras es necesario apoyar tales iniciativas que, en la mayoría de los casos, están promovidas por colectivos privados con ideas nuevas y la voluntad de aportar mucho al común. Se trata de gentes con liderazgo, inventiva y visión de equipo, un capital social que no se debe desperdiciar.

Pocos de ellos son los que sacan un beneficio económico de estos esfuerzos. Va siendo hora de que nuestra sociedad asuma que a quienes son capaces de sostener estas convocatorias debería llegarles una compensación económica, que es lógica en una economía de mercado y de justa desde una mentalidad social. Muchas falsedades al respecto se han vertido sobre los que ponen sus habilidades al servicio colectivo mientras los demás están de fiesta o descanso. A pesar de aquéllas, este grupo de creadores continúa generando valor para la comunidad leonesa. Cabe recomendar a los francotiradores que modulen sus críticas para no erosionar la vida en común, porque celebrar es compartir.

Por otra parte, es deseable gratificar a los motores sociales con algo que puede resultar aún más atractivo que el dinero: el aplauso colectivo. Premiar a los impulsores de cada carro de San Froilán, a quienes trasladan los pendones, a los que nuclean las asociaciones que mantienen el aliento cultural de cada comarca es labor de todos porque todos les debemos algo.

El jueves se homenajea a una de esas personas en la clausura del curso de la Escuela Municipal de Formación Tradicional de León: Moisés Liébana, el gaitero de Corporales, un símbolo del puñado de leoneses que concentran nuestro capital social. Reconocimientos como éste deberían ser frecuentes para saldar nuestra deuda con los paisanos que más representan para nuestra identidad colectiva.

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