domingo, 27 de abril de 2008

León y las Grandes Ciudades

Recientemente ha finalizado la discusión sobre la Ley de Grandes Ciudades, con la aprobación de un proyecto de ley en el Consejo de Ministros. La primera intención de los redactores iba en pos de adecuar las herramientas de gestión municipal para que ayudasen más a resolver los problemas específicos derivados del tamaño de las grandes urbes. Por esta razón sólo estaban afectadas alrededor de diez ciudades. Tras una negociación laboriosa del gobierno con los partidos del Congreso, ha visto la luz el proyecto de ley con algunas modificaciones. Entre ellas aparece una ampliación del número de ciudades consideradas, integrando a algunas que, a pesar de no alcanzar la cifra censal prevista, muestran una proyección notable gracias a la presencia de sedes autonómicas.

La estratificación realizada para alcanzar el acuerdo viene a establecer en qué “división” juega cada ciudad en la “liga” de la geoestrategia española. Existen dos ciudades de “primera división”: obviamente son Madrid y Barcelona. En “segunda A” estarían aquellas que, por sus características, pasaron el “corte” sin la ayuda de la negociación gubernamental con los partidos. Aquí encontraríamos a Málaga, Zaragoza o Valladolid, por ejemplo. En “segunda B” estarían los repescados, ciudades sin la dimensión adecuada, pero con sedes autonómicas, como Logroño, Santander o Pamplona.

Queda así un grupo amplio de capitales de provincia, que podríamos subdividir entre las que superan los cien mil habitantes (San Sebastián, Orense, Tarragona, Lleida, Castellón, Burgos, Salamanca, León, Badajoz, Huelva, Cádiz, Jaen y Almería) y las que no llegan. Las primeras formarían esa “tercera división” virtual, a la que se ha tranquilizado con la promesa de estudiar cada caso. Las capitales menores de cien mil habitantes, que jugarían en “regional” en esta pretendida “liga de la geoestrategia”, quedarían fuera de toda posible negociación.

Lo más sustantivo de este escalafón es que debería servir para situar a muchos leoneses en la realidad de este momento. Es frecuente oir hablar de León como aquella ciudad que fue en los primeros ochenta: prometedora y susceptible de ser situada en el PDI del 93 -redactado con datos de años precedentes- como una de las veintisiete principales áreas urbanas españolas. Ese tiempo pasó y, si queremos trazar objetivos ambiciosos pero razonables, hemos de ser conscientes de esta pérdida de relevancia. Trazar un futuro mejor exige un sentido de la realidad del que algunas personas, cuando reclamaban la inclusión de León en el grupo de grandes ciudades, no han hecho gala. Es hora de recapitular lo que han supuesto los últimos años y madurar lo que se debe hacer a partir de ahora. ¿Sería la realización de un plan estratégico el útil más adecuado para esta reflexión?

No hay comentarios: