martes, 1 de abril de 2008

Universidad y Banderas

Durante la pasada semana hemos asistido al debate sobre la conveniencia o no de situar la bandera de León en los balcones de la Universidad. La cuestión merecería una trascendencia menor si la actitud advertida en el equipo rectoral fuese otra. La soberbia estulta, que tanto caracteriza a algunos titulados universitarios, afloró en forma de mofas hacia las peticiones de un grupo de alumnos. A los sujetos de tal pedantería convendría recordarles su propia “insignificancia” hace sólo unos años y, quizás, hoy mismo. Además, las reclamaciones de los estudiantes, que hacían referencia a un importante símbolo colectivo, merecían la misma atención y respeto que cualquier otra. Según parece la exposición fue realizada con corrección y de forma razonada, por tanto no había motivos para intentar humillar a la representación de alumnos o hacerla de menos, como sucedió entonces con la anuencia del rector.

Por otra parte, que se apunte la necesidad de un tratamiento equilibrado para un símbolo de la colectividad en la que la Universidad de León se imbrica parece lógico. Repasando cómo se parió esta institución cabe afirmar que le debe todo a esta Provincia. La pregunta subsiguiente es cómo no se le había ocurrido al equipo rectoral tomar la iniciativa en este asunto. En cambio eludir el símbolo leonés en los balcones se puede interpretar como un desprecio hacia todos.

Sin embargo el equipo rectoral ha adoptado la postura de la inhibición, que es la de la falta de criterio. Torpe político –ya que los puestos rectorales son electivos- el que decide optar por la vía de la dilación con algo que suscita la aprobación general en la sociedad que le sustenta. El rector se escuda en no sé qué reglamentos y competencias para no colgar nuestra bandera. Se sustenta, en el fondo, en la razón mercenaria: León no tiene competencias en temas universitarios, que es tanto como decir que León ya no paga. Cabe interrogarse sobre su actitud cuando otra universidad reclame -ya lo hace-, con más influencias que argumentos, la carrera de Biotecnología, por ejemplo. Como las universidades son financiadas por la Autonomía y el ascendiente de esa otra universidad sobre la Junta es alto ¿va a dejar hacer el máximo responsable de Vegazana lo que le dé la gana a los de la otra candidata sin contraargumentar?

En definitiva, si un equipo rectoral no está dispuesto a comprometerse con la mera exposición de los símbolos de León ¿qué se puede esperar cuando haya que defender intereses y asuntos de mayor calado en foros lejanos? Como se ve, la significación de este debate ayuda a otear más allá de la simple colocación de la bandera. Esperemos que la amplia nómina de intelectuales que luce el Campus sirva para reconsiderar esta aproximación innecesaria al conflicto.

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