martes, 22 de abril de 2008

Relevo Generacional

Una vez concluida la etapa de nombramiento de altos cargos en la política leonesa podemos concluir que se ha producido un cambio importante. Acabamos de asistir a la entrega de los poderes de Delegado Territorial a Eduardo Fernández, un hombre de menos de cuarenta años, que viene a sustituir a Luis Aznar, de más de cincuenta. Al frente de la Diputación leonesa se ha situado Javier García Prieto, persona en la década de los cuarenta, tras la salida de José Antonio Díez, cercano a los sesenta años. El nuevo segundo de la Excelentísima, Juan Martínez Majo, no llega a cuarenta, cuando el anterior, Ferrero, comparte generación con Díez. El afianzamiento de Carlos López Riesco en Ponferrada, que no llega a los cuarenta años, acompañado de un joven equipo, tras la caída de Ismael Álvarez -de una generación anterior- y la entrada de Francisco Fernández en León -en el segmento de edad de García Prieto- y un equipo joven y renovado, con una media de unos cuarenta años, completa un panorama sorprendente visto en estos términos. Recordemos que el grupo liderado por Alejo era notablemente más mayor, como el de Amilivia. Se especula, incluso, con la sucesión de Rodríguez de Francisco en la UPL, con más de cincuenta años de edad -cuestión que se dirimirá de aquí a las generales- tras el correctivo que recibió en las elecciones municipales de León ciudad. Para relevarle se cuenta con Chamorro, Otero o Rubinat entre otros, todos ellos en torno a los cuarenta años de edad.
Así pues, estas elecciones pueden ser recordadas como las del cambio generacional en la política leonesa. Dicha sustitución hace presumir una mejoría de las relaciones de León con Valladolid en el ámbito institucional. Habrá nuevas dinámicas beneficiosas para todos en las relaciones formales (jerárquicas) e informales entre responsables de diversa índole porque la disposición de las personas también está renovada.
Por otra parte, esta tierra reclamaba un cambio generacional. La ascendente inoperatividad de la Diputación, el agotamiento de ideas en el Ayuntamiento capitalino -tras un arranque, eso sí, brillante-, la desconexión creciente con los centros de decisión autonómica en la Delegación Territorial y la desautorización moral en la municipalidad ponferradina van a solventarse con una dosis de juventud.
León afronta nuevos retos tras entrar lentamente en un ciclo económico expansivo. Se necesitan nuevas perspectivas para un tiempo nuevo. Estas dos jóvenes generaciones de políticos – la de los cuarenta años, y la de los treinta, cuya entrada aún se habrá de completar- deberán demostrar si van a volar a más altura que sus, en conjunto, modestos predecesores. ¿Aprovecharán estos jóvenes las oportunidades que a León se le presentan en el nuevo ciclo económico?

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