jueves, 10 de abril de 2008

Salamanca a la Baja

Aquellos que hayan observado la evolución económica de las distintas provincias de esta Comunidad Autónoma habrán percibido divergencias en los últimos años. Cuando nació, hace veinte, se podía observar cómo en casi todas las variables relativas al peso económico y social de las distintas provincias aparecían varios grupos. En primer lugar se encontraban León y Valladolid; la primera más activa; la segunda aún alejada del medio millón de habitantes. Tras el primer grupo aparecían Burgos y Salamanca, con una actividad económica cuantitativamente similar, menos de cuatrocientos mil habitantes y capitales de parecido tamaño. Después de estos cuatro territorios principales se encontraban, distanciados, el resto.

Veinte años más tarde se ha producido variaciones en ambos grupos. Valladolid ha adelantado a León en población y actividad económica. Además, Burgos se aproximó al grupo de cabeza. En cambio, Salamanca ha perdido peso relativo de forma considerable.

La situación salmantina resulta preocupante porque trasluce un grave desequilibrio territorial. Esta semana se recibían dos noticias muy negativas que han venido a empeorar las espectativas en dicha provincia. Por un lado, su primera empresa, Globalia, comunicaba el traslado de su sede social y sus oficinas centrales a Baleares. Varios cientos de empleos, una importante masa salarial y mucha actividad inducida desaparecerán del torrente económico provincial. La segunda contrariedad, de mucho más calado, fue la confirmación gubernamental de que el pasillo del AVE hacia Portugal discurrirá por suelo extremeño.

Ante los signos de pasividad mostrados por la Junta cabe preguntarse si la actuación institucional habría sido la misma si se tratase de cuestiones vallisoletanas. La capacidad negociadora y el interés mostrados han dejado la maquinaria institucional en entredicho. Una vez más parece no existir una perspectiva global del territorio autonómico y de las necesidades para su desarrollo equilibrado. Con la imposibilidad de optar al AVE en los próximos años, con la Autovía de la Plata muy retrasada, sin planes de promoción y afianzamiento industrial, y con una pérdida de peso cada vez mayor el futuro de Salamanca se complica.

Por otra parte, a los leoneses no nos conviene esta tendencia, que deja nuestro corredor de transporte peninsular norte-sur debilitado. Una vez construida la red primaria de autovías, debemos trabajar para interconectarla con lugares emergentes, como Sevilla y Lisboa, y la Ruta de la Plata es la herramienta adecuada. Por eso las actuaciones para impulsar el rápido desarrollo de la Autovía de la Plata en Salamanca y Zamora deberían recibir una atención especial de nuestros representantes. ¿Se valorará la importancia de Salamanca para el desarrollo de León?

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