martes, 22 de abril de 2008

Selmo: Belleza Olvidada

Una de las ventajas que reporta a los leoneses la ejecución de la malla básica de autovías es facilitar el acceso a y desde las distintas zonas de nuestra tierra. Esfuerzos como el de viajar de parte a parte de la Provincia, antes inasumible en un día normal de ocio, hoy pueden resultar placenteros. Mucho más si tenemos en cuenta que la mayoría de nuestros paisanos vive en las zonas más centradas: entre Villafranca y Mansilla de las Mulas. Esto tiene dos efectos sobre el territorio: uno, que zonas antaño marginales por su lejanía hoy resultan próximas; otro, que estas zonas, antes recónditas, si son bien dotadas, pierden o atenúan el carácter de desconocidas y ganan en atractivo para el turismo.

Una de estas áreas, quizá la más aislada, es el valle del río Selmo. En él se encuentran los ayuntamientos de Oencia y Sobrado. Lo remoto de su situación no ha sido resuelto del todo, por lo que es necesario que las autoridades pongan su atención en este asunto. Así el acceso a Oencia, cabeza municipal, es, sin duda, el peor de cuantos se hallan en esta Provincia. El desvío que da acceso al valle desde la Nacional 120 es una vergüenza, sin paliativos, algo inadmisible en una provincia que se jacta de atesorar los mayores atractivos para el turismo de interior. La carretera que corre paralela al curso del Selmo necesita, además, una mejora sustancial.

Por otra parte han empezado a proliferar las canteras. Sería conveniente que los responsables estrechasen la vigilancia sobre dichas explotaciones y que se negociasen contrapartidas con las empresas que operan en las laderas de este paradisíaco entorno.

Sin embargo la belleza de sus paisajes es difícilmente igualable. Para aquellos que aún no imaginan de qué hablo explicaré que allí se ven profundas gargantas, vegetación profusa, castaños gigantescos, ejemplares de nuestra arquitectura popular extraordinarios, conjuntos arquitectónicos como sólo allí perviven, fuentes cristalinas, y gente humilde y hospitalaria.

Las posibilidades de la cuenca del Selmo son muchas actualmente, pero pueden ser menos mañana. Lo que se podría llegar a conseguir está a la vista. En la cabecera del río, dos pueblos, curiosamente en la vecina provincia de Lugo, nos muestran un espacio rural recuperado para el turismo con acierto y respeto a lo autóctono. A Seara y Ferramulín son los referentes que muestran el camino hacia el que el resto de la vega del Selmo debería encaminarse. El contraste de ambas poblaciones con sus vecinas de León es tan grande que no vale la pena entrar en detalles. El Selmo, en definitiva, merece atención y mandatarios que estén a la altura de las nuevas circunstancias. ¿Aprovecharán las autoridades las nuevas comunicaciones para mostrar y dar valor a este bellísimo y olvidado espacio?

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