viernes, 22 de agosto de 2008

Carlos Burón

Durante este verano los leoneses hemos podido gozar con las hazañas de nuestro paisano, el atleta Manuel Martínez, que pasa por ser uno de los mejores lanzadores de peso de la historia. Nadie con su edad ha tenido una progresión similar. Sin duda, el esfuerzo físico y psicológico de Manolo en las pistas y gimnasios, la parte más oscura y desconocida del atletismo, ha sido enorme. Sin embargo, no es justo olvidar que, tras esa historia de éxito, está la planificación, la constancia, el saber hacer, el estudio, la sistemática, el liderazgo, la paciencia y el sacrificio de la persona que llevó a Martínez hasta los podios internacionales. Su nombre es Carlos Burón. Carlos, leonés de pro, revolucionó el mundo del atletismo leonés hace más de quince años, cuando se presentó en estas tierras tras una larga temporada lejos de aquí. Burón encontró una actividad deportiva debilitada, mantenida por un grupo de aficionados, voluntariosos, buenos amigos en muchos casos, pero incapaces, como habíamos comprobado, de dar un nuevo impulso a la Federación Leonesa y a todo lo que en su entorno se movía. Comenzó a formar un grupo de entrenamiento, donde estaba una joven llamada Margarita, entre otros. Más tarde, preparó, contando con quienes había encontrado aquí, varios cursos de monitores. De aquel alumnado salieron los, hoy entrenadores, Otaduy, Cueto, Placín, Díaz, Frade, Alija, Alonso, Méndez y muchos otros, que vinieron a formar envidiables cuadros técnicos en León y en Ponferrada. Impulsó también la formación de escuelas deportivas para actuar sobre los colegios, sobre la cantera. Mientras tanto, sus atletas se renovaban, crecían en edad y en marcas. La historia de Burón y el atletismo en esta tierra es la historia de una reconstrucción. Carlos, aún hoy, ha de sufrir los ataques y las disidencias que siempre, desde que a los trece años tomé cotacto con el atletismo, he conocido. Es inevitable, la propia esencia atlética es eso: competición, fe y esfuerzo. El atletismo tiene mucho de individualismo y disidencia. Sin embargo, los resultados son incuestionables. Ahora que su trabajo se ve culminado con una presencia asombrosa de sus pupilos en los podios llega el momento de que las administraciones respondan a lo que ya no es necesario detenerse a valorar. Estamos ante un técnico de los más valiosos del mundo en lanzamientos; un gestor que entrena a uno de los mejores grupos europeos de lanzadores. ¿No va siendo hora de que se invierta el dinero público en deporte con cierta lógica? ¿Para cuándo tendremos la instalación cubierta donde Carlos Burón y su núcleo entrenen en condiciones dignas y razonables? ¿Qué hace falta para que las autoridades tomen conciencia de esta necesidad?

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