sábado, 16 de agosto de 2008

Partidos y Federalismo

Reiniciamos el curso político y se perciben nuevas inquietudes en todos los partidos, sea en el ámbito provincial o en el autonómico. El pasado curso nos ha dejado el recuerdo de una intensa negociación entre las consejerías y el ministerio a fin de concertar en qué condiciones se asumen las nuevas transferencias. Castilla y León caminan hacia un nivel de competencias, similar al alcanzado por las autonomías de la vía rápida, a buen ritmo. Esta autonomía, como el resto, empieza a alcanzar una capacidad de gestión desconocida en las regiones de la mayoría de los países europeos. Sin embargo, no parece ser suficiente. Las autonomías de la vía lenta, como ésta, impulsan su homologación con las de la vía rápida. Las regionalidades mal llamadas históricas empiezan a plantear ya la federalización como un debate abierto. Por el mimetismo inherente a la España de las autonomías cabe pensar que ese debate ha de plantearse en el resto de los entes y, cómo no, también en el nuestro. La federalización supone la transferencia de la capacidad recaudatoria de impuestos, en su totalidad o en la mayor parte, a los gobiernos territoriales. La cuestión tiene cierta enjundia porque no es lo mismo que el estado ceda partidas presupuestarias para que las gestionen las autonomías, que el que sean éstas las que aporten al estado cantidades para su sostenimiento. En este escenario los partidos políticos regionalistas, actores principales de la reivindicación para igualar las regiones de la vía lenta con las de la vía rápida, se quedan prácticamente sin papel que representar. Sólo en el caso de León, por la especial situación de esta región, privada de sus derechos históricos, tiene sentido, pero sólo parcialmente, como fenómeno singular y aislado. Cabe así preguntarse qué sostén va a tener en el futuro el discurso de la UPL. La segregación como mensaje no es suficiente si no se explica para qué se quiere, en el marco de un estado de estados. En otras palabras, la falta de programa no se sostiene en pie. Así mismo, el PSOE leonés, embarcado ahora en una cruzada reivindicativa de no se sabe qué cosas para León, tendrá que explicar cómo entienden ese cambio de papeles en la autonomía en el marco del estado federal propuesto por Maragall. ¿Van a sacar de Valladolid organismos para traerlos a León? Por otra parte, el PP, ahora en el gobierno, no parece preocupado por el debate que asoma en el horizonte. El gabinete de Herrera aparenta una agrupación insular donde los problemas y sus posibles soluciones se ignoran para hacer como que no existen ... salvo que el clamor de un sector social haga imposible su olvido. El debate sobre el futuro modelo de estado se está abriendo ¿Qué piensan nuestros partidos?

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