lunes, 11 de agosto de 2008

Contradicciones y Despoblación

Durante la semana pasada tuvo lugar en León un congreso sobre la despoblación rural y su incidencia en nuestra provincia. Durante el mismo se puso en evidencia que tal proceso es extenso e irreversible. Las reacción que más reclamó la atención pública fue la respuesta de las autoridades autonómicas. Ante la noticia de la despoblación de diecinueve pueblos leoneses en el último censo, los representantes del ente sacaron a colación que acaban de preparar un paquete de medidas para aumentar la natalidad. Un servidor, que no entiende que relación existe entre la despoblación rural y el número de niños nacidos, se quedó atónito. Que se sepa, los bebés no son capaces de coger las maletas y marcharse del pueblo. Los que realmente se van son sus papás, los adultos. El hecho es que la población rural emigra por lo que nos iríamos la mayoría de cualquier sitio. Se trata de personas normales que aspiran a tener una serie de demandas elementales cubiertas. Todos deseamos satisfacer las necesidades básicas de sanidad, y la educación propia y de nuestros hijos. Aparte de esto, disponer de otros servicios en las cercanías, como los comercios, las instalaciones deportivas u otras de ocio parecen pretensiones alejadas de la desmedida. León presentaba no hace mucho una estructura poblacional idónea para la prestación de estos servicios. Ésta, fuertemente atomizada, se ordena en torno a espacios comarcales claramente definidos. Hace veinte años todo se hubiese reducido a apoyar las cabeceras de comarca naturales mediante la fijación de ambulatorios, de colegios y de trabajadores públicos. Con dichas medidas se hubiese evitado el éxodo, y la ocupación de nuestro territorio sería más eficiente. En lugar de eso la Junta ha propiciado la concentración de los colegios, vía aplicación indiscriminada de la LOGSE. Cada vez que se habla de abrir hospitalillos en zonas alejadas de la capital o de Ponferrada, a las autoridades se les eriza el pelo. Los empleados públicos residen donde les da la gana, a pesar de una legislación que tiende a acercar su residencia al lugar de trabajo. Es lo lógico si no hay autoridad que ordene cumplir las normas. En definitiva, las expresiones de contrariedad por la despoblación rural procedentes de la Junta no son coherentes con su actuación, cuando la misma es causa principal de esa decadencia. La Junta quiere tratar nuestra tierra como los despoblados de Soria o de Ávila. El tabú de la diferencia leonesa impide administrar matizadamente. Pero León es un territorio; Segovia, otro ¿Se puede admitir que paguemos tan alto precio en materia poblacional por un planteamiento uniformista de nuestros políticos?

No hay comentarios: