lunes, 4 de agosto de 2008

León, Clima y Prospectiva

Recientemente se exponía en un curso la influencia de los cambios del clima sobre los sucesos históricos. Los asistentes se mostraban asombrados, quizás, porque tenemos la idea de un paisaje leonés constante en la vida de nuestros ancestros. Nada más lejos de la realidad. La llegada de los grupos indoeuropeos, los famosos celtas, se produjo, parece, durante el enfriamiento del 600 antes de Cristo. La expansión del Reino de León tenía lugar en el calentamiento del 1.100. La decadencia de nuestra tierra coincidió con el enfriamiento que toca techo en el 1.700. Ninguna coincidencia parece casual. Ahora asistimos a un calentamiento que tiene dos componentes; una primera que es la entrada en el próximo óptimo climático –un calentamiento lento-; la segunda está relacionada con el efecto invernadero, que actúa como un acelerador del proceso, y cuyo alcance desconocemos. En ese tránsito León ha pasado de ser una zona de nieves perpetuas –hacia el 10.000 a.c.- a presentar un paisaje boscoso, casi selvático, como el que encuentra Roma. El calentamiento actual, anómalo por su rapidez, es palpable: la desaparición de las nieves perpetuas en los Picos de Europa en pocos años, el ascenso del pinar de Lillo por las laderas, o las sabinas que trepan, en los Argüellos, siempre hacia cotas más altas, donde la temperatura se ha vuelto tolerable, son muestras de ello. Muchos son los efectos de ese calentamiento y, aunque no hay que olvidar que estos procesos han coincidido con etapas expansivas de nuestro pueblo, la incertidumbre producida por la contaminación atmosférica debiera ponernos en guardia. En León disponemos de un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de una base aérea militar, de la Universidad y de una densa red de observatorios. El estudio del clima y la creación de modelos de predicción de aplicación local es un campo de interés estratégico para los leoneses. El papel del agua en el futuro de la Península, por ejemplo, es crucial en León, donde se encuentra el mayor surtimiento de aguas dulces de toda Iberia. Las implicaciones del cambio climático en León son infinitas: sobre los cultivos, sobre las enfermedades de la cabaña ganadera, sobre el modelo de poblamiento, sobre nuestra capacidad de atracción de directivos y empresas foráneas, sobre el papel desarrollado por la montaña en nuestro esquema de ocupación del territorio, etc. Los leoneses tenemos los medios –materiales y humanos- para adaptarnos al cambio climático, prevenir sus consecuencias negativas y aprovechar sus ventajas. ¿Habrá sensibilidad suficiente para plantearse la creación de un centro de prospectiva económica y estudios del clima?

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