lunes, 5 de enero de 2009

León en el Sistema de Ciudades (1998)

En los últimos meses los leoneses asistimos a la elaboración de un proyecto de ley en las Cortes de Fuensaldaña sobre las Directrices de Ordenación del Territorio. Esta ley junto con el Modelo Territorial que finalmente apruebe la Junta serán de crucial importancia para determinar el destino de las inversiones y su prioridad en apartados como carreteras, telecomunicaciones, vivienda, etc.
El modelo territorial sobre el que se trabaja ha sido elaborado sobre una curiosa hipótesis que paso a describir: esta autonomía ocupa una meseta rodeada por montañas que aíslan de su entorno sus territorios; a su vez se articula en torno a un río, el Duero, e integra varias depresiones a su alrededor, pero todas ellas con escasa conexión con el exterior de la Comunidad Autónoma. Dicho esquema asume en sus premisas un error detrás de otro, como pasaré a demostrar, lo que puede conllevar nefastas consecuencias para la economía de los ciudadanos leoneses y castellanos.
Así, podemos decir que esta autonomía está compuesta por varios compartimentos sociológicos, como ya advirtió Don Julio Catro Baroja. Los ríos actúan en la mayoría de los casos como límites entre compartimentos tal y como se puede ver, por ejemplo, con el Esla a partir de Benavente, que separa León de Tierra de Campos. Las montañas han servido de áreas de conexión con espacios periféricos como es el caso de León con Asturias. Las depresiones nos muestran puntos de conexión y hasta de integración en las regiones vecinas. El Duero, supuesto articulador, es en realidad el centro de un área desértica que apenas puede articular ningún espacio más allá de su propia y estrecha vega.. Cualquiera puede salir de dudas acercándose hasta Soria y sus alrededores, o hasta Aranda, o hasta Peñafiel, o hasta Toro. ¿Dónde está la gente, aparte de en Valladolid, que no está en la ribera del Duero propiamente, y en Zamora?.
Como muchos lectores conocerán, las ciudades pueden ser clasificadas con arreglo a unas jerarquías establecidas en función de su tamaño, los servicios que ofrecen según su calidad y cantidad, el impacto mayor o menor en los territorios que lo circundan, etc. León actualmente estaría en una situación que la colocaría entre las 22 ciudades más importantes de España, según diagnosticó el Plan Director de Infraestructuras. Como es lógico, tendría ciertos niveles de dependencia de otras urbes que están en niveles jerárquicos superiores. Estas dependencias entre ciudades nacen espontáneamente a partir de las necesidades de sus habitantes y se desarrollan con arreglo a criterios naturales de consumo, es decir, dependen más de las apetencias de los consumidores que viven en esas urbes que de directrices de cualquier otro tipo.
En el nivel superior al de León, dentro de la jerarquía de ciudades, tenemos dos conurbaciones próximas: Valladolid-Laguna y Oviedo-Gijón. En el caso de Valladolid se trata de un área metropolitana que se acerca a los 400.000 habitantes y que nuclea un entorno próximo muy despoblado. Su distancia a León es similar a la de éste con Oviedo. La metrópolis asturiana integra una conurbación de 800.000 habitantes dentro de un entorno muy poblado y además posee un importante puerto de mar y una amplia franja costera.
León se conecta con Oviedo por un corredor de ciudades, no así con Valladolid. La oferta de servicios sanitarios, turísticos o a la empresa es incomparablemente más ventajosa en Oviedo que en Valladolid. La base del empleo en Valladolid es la funcionarial seguida del sector automovilístico con el que los sectores productivos de León tienen escasas conexiones. En Asturias, el empleo se basa en una economía básica ganadera, que mantiene una agricultura dependiente y de subsistencia, similar a la de muchas áreas leonesas, con una industria cada vez más diversificada a partir de la crisis minera (como la de León), naval y de acerías, y con un fuerte componente alimentario, una vez más, como en León.
En estas condiciones leemos los proyectos de la Junta para potenciar Valladolid como centro de gravedad de León y no nos queda más que preguntarnos ¿nos estamos volviendo todos locos?, ¿en qué estamos gastando el dinero del erario público?. El León del siglo que viene es una ciudad inevitablemente satélite de la de Oviedo, con la que mantiene conexiones crecientes de todo tipo. ¿Será la política un obstáculo para el comercio, el intercambio, el crecimiento y el progreso?.
El problema que subyace bajo esta mala planificación es ¿cuánto nos cuesta a los leoneses en términos de impuestos? y, sobre todo, ¿cuánto nos cuesta en años de desarrollo, de retraso en infraestructuras necesarias, en desviación de inversiones a proyectos sin importancia real para nuestro futuro?. Los leoneses no podemos permitir que se intente desviar artificialmente la atención hacia lo que pasa en Miranda de Ebro, ya que Mieres está a 80 Kms y tiene más habitantes que Soria. Si nuestros dirigentes no tienen claro cuáles son las prioridades para que el sistema de ciudades y cabeceras de León crezca y se consolide, seguiremos acumulando un retraso que los leoneses no debemos admitir. La Junta debiera, en fin, preocuparse más de lo que es estrictamente administración y redistribución de recursos sin pretender intervenir en la organización de los mercados, de los centros de población y de los flujos de personas, bienes y servicios que llevan muchos siglos inventados sin necesidad de que ninguna institución dictase sus pretensiones.
Si potenciamos los esquemas que ya existen, que son los óptimos, facilitaremos la consolidación de España social y económicamente. Las administraciones deben olvidar los tiempos de Stalin y Ceaucescu cuando zonas enteras fueron arrasadas en aras de una nueva ordenación territorial. La solidaridad, la preservación de los derechos civiles y el apoyo a las dinámicas de crecimiento económico sostenible son las grandes labores de las instituciones públicas en la democracia, nunca el intervencionismo desaforado ni la construcción de regiones y ciudades a base de decreto y piqueta. Por todo lo expuesto la postura de la Junta en este tema es desde el punto de vista del contribuyente poco justificable, nada práctica y muy muy cara.

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