jueves, 29 de enero de 2009

León, Desarrollo, Conciencia y Liderazgo (1995)

Todos los ciudadanos de nuestra autonomía tenemos reciente el IV Congreso de Economía de Castilla y León. Si tal evento tuvo relevancia fue porque al fin alguien, un técnico, decidió hablar claro entre tanta vaguedad y tan poca sustancia elevada a la categoría de comunicación congresual. El día 24 de Noviembre de 1994 pudimos escuchar por la radio al Doctor Fuentes Quintana dirigirse al Gobierno Autonómico para cuestionar: ¿hay que seguir apoyando el desarrollo industrial del eje Valladolid-Palencia-Burgos? Hasta ese momento nada nuevo se había añadido en referencia a la Autonomía, ya que el ilustre economista sostiene esta tesis desde hace tiempo. Fue Juan José Lucas, Presidente de la Junta de Castilla y León, el que rompió la normalidad corroborando abiertamente lo que afirmó el Sr. Fuentes: ¿hay que seguir apoyando...?. Se refería el Sr Lucas a la estrategia para crear crecimiento en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Un patético Consejero de Economía, leonés por cierto, añadía en una intervención posterior a la Provincia o, quizás, a la capital (cuestión inexplicada ésta) de León al susodicho eje. Días después, otros miembros del gabinete incluían a Salamanca. Eso sucedió en la Provincia de Salamanca, por supuesto.
Sin embargo, la cuestión de fondo es que el congreso ha servido para que, por fin, se pongan las cartas boca arriba: la Junta, por voz de su Presidente, apoya el eje de la autovía de Castilla y deja fuera de sus planes a las otras seis provincias. La situación económica en las provincias huérfanas no es precisamente buena, pero sería poco prudente confirmar abiertamente estas preferencias en sitios como Salamanca en donde yo me encontraba en esos momentos. Por otro lado no cabe ocuparse de Ávila desde León cuando no lo hace la propia Junta, por ejemplo. Por esa razón se hace necesario para la ciudadanía leonesa consciente, llegar a planteamientos de desarrollo provincial propios, y servirse del Ente Autonómico para operar el retorno de los recursos que aportamos a la Administración Pública, al menos, en la parte que nos toca. Continuar en la línea de confianza ilimitada ante señores que utilizan tan evidentemente un doble, triple o puede que hasta cuádruple lenguaje no es aconsejable. No hay por qué fiarse de quien está dispuesto a variar su discurso según la audiencia. Sería un acto temerario. Sí es deseable aportar opiniones a un debate pendiente desde hace decenios entre los leoneses: ¿cómo debemos construir nuestro futuro como Provincia y como pueblo? Este proyecto, del que somos responsables principalmente las generaciones nacidas a partir del año 1960 -aquellos que aún no decidíamos en el periodo 75-80-, es hoy un imperativo si queremos mantener nuestro derecho a vivir y morir donde hemos nacido o, simplemente, donde nos dé la gana porque exista la oportunidad económico-laboral de hacerlo. Es importante tomar conciencia de esta responsabilidad, pues todos vimos perder oportunidad tras oportunidad de desarrollo a las generaciones anteriores por una falta, probablemente lógica, de conciencia regional y de compromiso.
Las cuestiones de mayor importancia que están en discusión hoy en día: -El modelo de administración pública del territorio regional leonés. -El esquema de desarrollo económico del Noroeste Español, en el que se haya inscrita la Provincia. En el primer tema los leoneses debemos quemar etapas y son estas jóvenes generaciones las primeras con una mentalidad combativa dentro de nuestro reciente curso histórico como pueblo. Parece evidente que debemos imitar los modelos más eficientes del entorno. La existencia de administraciones escalonadas, que en algunos casos comparten competencias, es un fracaso rotundo, como se ha demostrado en el proceso autonómico de los entes mutiprovinciales. Sumar a unas Diputaciones bastante eficientes un gobierno autónomo con más de político que de operativo es un error a evitar. Además, este camino elimina de los mecanismos de redistribución territorial de recursos por la supresión de la asignación territorial. En esa línea argumental el reconocimiento de la autonomía uniprovincial en nuestro caso y la delegación máxima sobre los poderes municipales para que se agrupen en unidades comarcales parece el sistema más adecuado. El desarrollo del noroeste obliga a seguir políticas concertadas con Galicia y Asturias para negociar con el Estado. Nada se ha hecho a este respecto desde la Junta de Castilla y León. Es hora de que, con autonomía o sin ella, se empiece a actuar desde la Diputación Provincial. La eliminación de las diputaciones promueve un poder central omnímodo alejado de las necesidades reales del territorio. Los casos de Sevilla, Barcelona y Valladolid deben servir para abominar de este sistema, ya caduco. El proyecto de desarrollo provincial leonés a través de la integración en los ejes descritos en el Plan Director de Infraestructuras, necesita un liderazgo claro asumido por las autoridades provinciales. Nuestra situación como corredor articulador del Noroeste obliga a reconocer a la diputación leonesa como el único interlocutor válido de los leoneses para una planificación específica que afecte, directa o indirectamente, a la articulación de nuestra esquina geográfica. Es apremiante tomar conciencia de la necesidad de este liderazgo ante las próximas elecciones locales por una cuestión de crucial interés que explicaré más adelante: la influencia sobre el desarrollo económico de León que tiene la redacción del Plan Estratégico de Valladolid.

No hay comentarios: