sábado, 4 de agosto de 2007

León, Kyoto y la Minería

Como se conoce, el clima nunca ha sido constante a lo largo del tiempo histórico. Sabemos que se han producido variaciones notables de los ciclos anuales en diversas etapas de la Historia. Esos cambios han contribuido decisivamente en la transformación de los equilibrios geopolíticos de cada momento. Sin embargo, como se trataba de variaciones lo suficientemente lentas como para ser apenas percibidas por una generación, no se han tenido en cuenta hasta tiempos recientes para explicar los acontecimientos del pasado.
Uno de los problemas importantes de nuestra época es la aceleración del cambio climático. A la variación propia del curso natural se le ha sumado otra, debida a causas nuevas, que está desencadenando las alteraciones de forma inesperadamente rápida. La emisión de ciertos gases como producto de la creciente actividad humana provoca que nuestro planeta retenga en su superficie la energía –en forma de calor- más de lo que lo hacía antes. Este fenómeno recibe la denominación de “efecto invernadero” y a los gases que lo producen se les aplica dicha expresión.
Uno de los gases de “efecto invernadero” más destacado es el anhídrido carbónico. Se trata de un fluido que emitimos con la respiración, pero que también se produce al quemar carbón, gas natural, petróleo o sus derivados. Por esta razón existe un acuerdo entre la mayor parte de las naciones, suscrito en la ciudad japonesa de Kioto, por el que cada una se compromete a contener o reducir la cantidad de este gas que se emite a la atmósfera. Cada nación tiene un cupo que no debe rebasar y, de hacerlo, deberá pagar una multa.
Esto provoca que el funcionamiento de las centrales térmicas sea perjudicial para controlar el cambio climático y cumplir el protocolo firmado en Kioto. En fechas recientes se ha hecho público que España ha superado sustancialmente su cupo de emisiones, por lo que se está barajando la cuantía de una multa próxima a los tres mil millones de euros.
En este escenario la pervivencia de las tres centrales térmicas leonesas podrían verse cuestionada en el medio plazo, puesto que León es una de las provincias que más gas carbónico libera a la atmósfera. La búsqueda de soluciones para evitar la pérdida de esta importante actividad económica se convierte, por tanto en urgente.
Se da el caso de que acaba de aparecer una de las más exhaustivas publicaciones existentes en el mundo sobre tecnologías contra el cambio climático. El autor, el leonés Bernardo Llamas, expone entre otras muchas cosas, cómo las minas de carbón podrían convertirse en sumideros de anhídrido carbónico mediante un proceso que ya se realiza en otros países. El hecho de que este ingeniero proponga soluciones específicas aplicables a León debiera incentivar su aplicación en el plazo más corto posible.

No hay comentarios: