martes, 24 de julio de 2007

El Centro Herido

El centro tradicional de León ciudad languidece. La actividad comercial que animaba sus calles hasta hace unos años ha mermado. Menudean los locales comerciales vacíos, y los establecimientos abren y clausuran en cortos plazos.

Las causas de la extenuación son varias. Una de ellas es la pérdida de capacidad de consumo de los habitantes del centro. La población del Ensanche y el casco antiguo ha envejecido, y sus necesidades de gasto decrecieron. Además, una parte de la población ha desaparecido, ya que, al ir falleciendo los ancianos, su lugar no ha sido reocupado por jóvenes. Éstos, incapaces de acometer la compra de una vivienda en el centro y poco dispuestos al alquiler de casas antiguas, se han marchado.

En dichas circunstancias los barrios han ido colmando sus espacios vacíos con nuevas viviendas y los pueblos de la periferia se han convertido en populosas barriadas. Su tamaño ha reunido la capacidad de consumo suficiente para permitir la apertura de tiendas en sus calles. El comercio absorbido por éstas ha sido detraído del centro.

Para comprobar la situación basta con dar una vuelta por las calles del triángulo del Ensanche. El perfil comercial medio en esta zona ha bajado drásticamente en los últimos veinte años. Por el contrario, encontramos nuevas zonas periféricas llenas de establecimientos: San Juan de Sahagún (Palomera), San Mamés, la zona media de Mariano Andrés, el centro comercial del Área 17, Azorín-Crucero, Chantría, Santa Ana o Trobajo del Camino.

Por añadidura, el desarrollo comercial de las cabeceras comarcales ha restado atractivo a las compras en León, antes habituales. Así, por ejemplo, La Bañeza o Astorga son núcleos comerciales muy completos; Ponferrada es una población desarrollada que atrae consumidores de todo el entorno supracomarcal; Valencia de Don Juan está adquiriendo la consistencia comercial de una ciudad; la montaña, antes muy poblada y dependiente de la capital, se encuentra en una profunda crisis demográfica.

A pesar de lo expuesto, el clásico centro comercial de León es una patrimonio que debiera cuidarse. El Ensanche y el casco antiguo conforman buena parte del escaparate de la ciudad y de su ámbito de ocio. En consecuencia merecería la pena adoptar medidas especiales para protegerlo.

Una de ellas tendría que ser la limitación en la apertura de centros comerciales. La construcción indiscriminada de grandes superficies afecta al escenario urbano empobreciéndolo. Otra debería ser la conversión de algunas calles en atractivos pasajes comerciales cubiertos, que amortiguasen los efectos del clima. Por último, se debería caracterizar los establecimientos identificándolos con su entorno urbano: modernista, medieval, etc. Así se esgrimiría como ventaja algo de lo que ninguna otra zona puede disponer.

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