martes, 3 de julio de 2007

Sahagún y su Icono

Crear una ciudad que, aunque pequeña, muestre posibilidades de proyección e influencia requiere de varias condiciones. Contar con un contingente de población suficiente, con un casco urbano, es decir, con una jerarquía de barrios, con una oferta de servicios atractiva, con una red de comunicaciones notoria, con una conexión con las grandes rutas de transporte adecuada, con cierto volumen de actividades empresariales o con telecomunicaciones suficientes son cuestiones necesarias. Sahagún cuenta con casi todas en su haber, aunque con diferente grado de desarrollo.

Sin embargo hay un propiedad que marca la diferencia entre ciudades de similar rango: la imagen que se percibe de ellas. Para potenciar la imagen de una ciudad es necesario desarrollar su nombre como marca. Pero, ¿cómo conseguir que la gente retenga el topónimo hasta fijarlo como si fuera un emblema? Para lograrlo se fija la denominación de la urbe a un icono, una figura representativa que quede indisolublemente ligada a ella.

La búsqueda de un icono es un proceso fundamental para fortalecer la idea de ciudad, de identidad y de diferenciación respecto al resto de urbes. León es su catedral, Astorga es su palacio episcopal, Coyanza su castillo, Barcelona es la Sagrada Familia, Madrid es la Puerta de Alcalá, París es la Torre Eiffel, Ponferrada es su castillo templario, Salamanca su universidad. Quienes viven en una ciudad que carece de símbolo han de aceptar que sufre de irrelevancia.

Sahagún ha carecido de icono hasta hoy. Sin embargo, gente con orígenes en la propia zona ha tomado la iniciativa en la creación de un emblema, una tarjeta de presentación, una imagen de marca, un referente diferencial, un valor añadido, un factor de proyección de Sahagún sobre el mundo. En 2004 se creó una comisión para conmemorar los 900 años de la muerte del Rey leonés Alfonso VI, ligado para siempre a uno de los cenobios más poderosos de la Edad Media: el Monasterio de Sahagún. Dicho centenario se cumplirá en 2009.

La comisión aborda el estudio y la divulgación de la figura de este monarca así como la recuperación y puesta en valor de los valiosos restos monásticos facundinos. Para ello recurrió a contactos con personalidades de Europa y América, y ha recabado apoyos en muchas instancias. Sin embargo, falta el concurso de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, pieza fundamental en el programa, a la que se ha solicitado su aportación material.

Aunque se juzgue precipitado advertirlo, sería lamentable que Sahagún desperdiciase esta oportunidad por una ausencia injustificable, proveniente de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales dada la entidad de lo que se le propone. Con su participación Alfonso VI y su monasterio harían de Sahagún, una vez más, una emergente ciudad.

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